domingo, 18 de diciembre de 2011



LA VIRGEN DE GUADALUPE
Emperatriz de América y las islas Filipinas

El relato sobre las apariciones de la Virgen de Guadalupe cuyo nombre en náhuatl es Nikan Mopohua (aquí se narra) nos adentra en el significado central de esta devoción y nos da pistas para nuestra pastoral. Fijémonos en algunos aspectos que menciona este documento.

La Virgen se dirige a Juan Diego con las siguientes palabras: “Quiero mucho y deseo vivamente que en este lugar me levanten mi ermita” (v. 23). La voluntad de la Virgen es que construyan un templo en el tepeyac; este lugar era de culto indígena y situado en zona deshabitada. En este tiempo ya había templos cristianos en Tlatelolco, donde Juan Diego tenía que ir a Misa, y en Tenochtitlán (Zócalo), sede del Obispo Zumárraga. Como Juan Bautista, la Virgen se ubica fuera de los centros de evangelización oficiales y desde los indígenas.

También le expresa a Juan Diego la finalidad de la Ermita: “En ella mostraré y daré a las gentes todo mi amor, mi compasión, mi ayuda y mi defensa (…) que me hablen, que me busquen y en mí confíen. Allí he de oír sus lamentos y remediar y curar todas sus miserias, penas y dolores” (v. 23-25). La conquista había dejado a los pueblos indígenas en una situación maltrecha, por la pobreza, los trabajos forzados, las enfermedades, la persecución, la angustia, etc. Y María de Guadalupe estaba pronta a tender la mano a estos pueblos.

En este mismo párrafo, la Virgen dice: “yo soy la Madre misericordiosa” (v. 24). No sólo va a remediar los males de esta gente, sino que sus acciones no son como las de los conquistadores, de maltrato e imposición del cristianismo; la metodología de la Virgen es amorosa, como una madre trata a sus hijos.

Continúa el texto: “Y para que se realice esta misericordia mía, ve allá al palacio del Obispo de México, y le dirás de qué modo yo te mando de mensajero” (v. 26). La Virgen toma en cuenta a Juan Diego y lo involucra en su plan misericordioso. Así como en la construcción del Reino los discípulos de Cristo tenemos que participar así tenemos que participar en el plan de la Virgen, fortalecer nuestra fe con esta festividad y colaborar en la liberación de los oprimidos, y no quedarnos sólo en lo simbólico como procesiones, mañanitas, etc.

Finalmente le dice la Virgen a Juan Diego: “Le contarás bien todo lo que has visto y admirado y lo que has oído” (v. 26). Juan Diego se convierte en mensajero de la Virgen y lleva su palabra al Obispo. Esto está en la línea de la doctrina cristiana, pues no únicamente la jerarquía tiene que predicación el Evangelio sino también los laicos; y en no pocas ocasiones los laicos deben llevar el mensaje de salvación a la jerarquía.


saludos

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