domingo, 5 de enero de 2014

DIA DE REYES


Las expectativas de la mayoría de los niños crece exponencialmente a medida que se acerca el tan esperado día de reyes, donde según la tradición popular católica los Reyes Magos de Oriente (o simplemente Reyes Magos) tras el nacimiento de Jesús de Nazaret, acudieron desde países extranjeros para rendirle homenaje y entregarle regalos de gran riqueza simbólica: oro, incienso y mirra.

Es una práctica donde cada año los niños y sus papás son protagonistas de tan esperado evento. También, las empresas de expendio y distribución de juguetes en nuestro país, garantiza esta temporada una derrama económica de miles de millones de pesos. Con el bullicio que esto causa algunas familias olvidan el verdadero sentido de esta fiesta popular y dedican todos sus esfuerzos sólo en la parte comercial. 
                                                 
La adoración de Jesús niño como Dios, nos recuerda que en la atención a nuestros hermanos estamos adorando a Dios. Especialmente en los niños podemos encontrar todo el amor, misericordia y bondad de nuestro Dios. 


Sin embargo y a pesar de lo que parezca, las cifras de niños maltratados va en aumento, según la UNICEF la violencia en México es un factor determinante de la deserción escolar e incluso, una causa importante de muertes infantiles. Miles de niños, niñas y adolescentes en México, crecen en un contexto de violencia cotidiana que deja secuelas profundas e incluso termina cada año con la vida de centenares de ellos. Gran parte de esta violencia, que incluye violencia física, sexual, psicológica, discriminación y abandono, permanece oculta y en ocasiones, es aprobada socialmente. Según el Informe Nacional, 2 niños con menos de 14 años mueren cada día a causa de la violencia en México.

Ante las estadísticas pudiéramos preguntarnos por qué hay esta falta de coherencia; por un lado nuestro entusiasmo por festejar a los pequeños el 6 de enero, y por la otra la creciente violencia en los niños. Existen acciones y recomendaciones por parte del gobierno y asociaciones civiles para prevenir y eliminar todas las formas de violencia contra los niños y las niñas. Hay un fuerte llamado también a la sociedad en su conjunto de atacar el problema con urgencia. 

El lugar imprescindible para erradicar la violencia es en la familia. En muchos hogares los hijos se educan en la violencia y son partícipes de toda clase de maltrato que proviene de aquellos seres que son co-creadores con Dios y que tienen en su mano una gran responsabilidad y compromiso ante Dios: los padres de familia.

En la Biblia podemos observar cómo cuando los niños se acercaron a Jesús los discípulos les reñían (Lc 18,15), lo cual es un primer síntoma de cómo los niños por su aparente debilidad no son respetados muchas veces por los adultos. Más Jesús llama a los niños diciendo «Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis; porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él.» (Lc 18, 16-17).

Que esta temporada de Reyes nos recuerde que los niños y jóvenes desde el vientre materno, deben ser respetados y valorados. Comprometámonos con las causas e instituciones que ponderan la dignidad de los más pequeños e indefensos; que cada vez seamos menos los que respondamos con violencia ante cualquier situación, más bien que llevemos la paz a nuestros hogares y los lugares que frecuentamos. El Señor nos dice "La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, os la doy Yo. No estéis angustiados ni tengáis miedo" (Jn 14, 27).

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