domingo, 16 de febrero de 2014

EL VALOR DE LA PERSONA HUMANA

En el mes del amor y la amistad hablemos del valor de la persona humana que en el sentido práctico de la celebración es a ella a quien se debiera dar realce.


El hombre tiene valor, no precio; las personas tienen valor y las cosas tienen precio. El valor de la persona es absoluto, no relativo. La persona es un ser de valores, que vive en los valores, realiza valores y remite valores. Si los hombres podemos hablar de valor, en definidas cuentas es porque lo somos.. Así aparece el párrafo introductorio de un número de la revista MOUNIER referente al valor de la persona humana.

Sin embargo muchas veces encontramos una desvaloración creciente del ser humano, donde vale más quien más poder, estatus, situación económica o incluso belleza física tenga. La dignidad del hombre es pisoteada y los ámbitos de devaluación que observamos son: el económico con las pocas oportunidades de empleo, salarios a la baja, competencia desigual de empresas situadas en la libertad capitalista, y sobre todo pobreza que trae al mundo la muerte de niños y personas vulnerables. Por otro lado encontramos que en lo político el ciudadano es instrumentalizado de forma que se ve como un voto y no como lo que es. En lo familiar también, a veces se deja del lado el ser de la persona y se deja a los hijos vivir sin sentido con la idea de que hay que satisfacer exclusivamente las necesidades biológicas y   hedonistas. En lo moral la persona se va diluyendo por la práctica de abortos, violaciones, crímenes, prostitución, culto al cuerpo.

La iglesia sabe que las amenazas a la vida humana están presentes por eso centra su plataforma de enseñanza en el hombre viviente como el camino primero y fundamental de la iglesia. El Evangelio del amor de Dios al hombre, el Evangelio de la dignidad de la persona y el Evangelio de la vida son un único e indivisible Evangelio (Carta encíclica el Evangelio de la vida).

El servicio de la caridad a la vida debe ser profundamente unitario: no se pueden tolerar unilateralismos y discriminaciones, porque la vida humana es sagrada e inviolable en todas sus fases y situaciones. Es un bien indivisible. Por tanto, se trata de « hacerse cargo » de toda la vida y de la vida de todos. Más aún, se trata de llegar a las raíces mismas de la vida y del amor.

Si tratáramos con dignidad y respeto a la persona ¿habría en el mundo crímenes, hambre, suicidios, ¿discriminación, desigualdad, injusticias?¿habría un día dedicado al AMOR y la AMISTAD? o todos lo días practicaríamos y ejerceríamos nuestro valor de personas que valoran a otras y se ostentan con valor, sin necesidad de aspirar a un día del año para dedicar nuestro tiempo al prójimo.

S@ludos











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