jueves, 26 de enero de 2012




UNA REFLEXION ACERCA DE LA DISTRIBUCIÓN DE LOS BIENES




Estimados todos, anduve buscando información al respecto de los bienes, su distribución y uso cristiano y encontré información interesante que emana de la Doctrina Social de la Iglesia (DSI).

El primer punto que menciona la DSI es que los bienes (la tierra y lo que hay en ella) son un don de Dios por ser creación suya, estos bienes deben dar sustento a todos los habitantes, sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno. Esta es la raíz primera del destino universal de los bienes de la tierra.

Lo anterior me lleva a pensar que la distribución equitativa de los bienes es un derecho natural del cual gozan todos los hombres de la tierra. Sin embargo, en la práctica esto no es así ya que existen en nuestro mundo continentes como Africa donde los niños se están muriendo de hambre (según los últimos reportes). Acá mismo en nuestro entorno tenemos comunidades con una carencia de alimentos y en los servicios básicos. Las personas están excluidas del reparto equitativo de los bienes violentando el principio natural donde todo hombre debe tener la posibilidad de gozar del bienestar necesario para su pleno desarrollo.

Nos dice la DSI que debe haber un uso común de los bienes el cual es el primer principio de todo ordenamiento ético-social. LA DSI nos invita a cultivar una visión de la economía pero que esté inspirada en valores; la justicia y la caridad deben ser los bastiones sobre los cuales se soporte nuestra visión acerca de los problemas de la sociedad.

En consecuencia, el principio del destino universal de los bienes exige que se vele con particular solicitud por los pobres, por aquellos que se encuentran en situaciones de marginación y, en cualquier caso, por las personas cuyas condiciones de vida les impiden un crecimiento adecuado.

Así que tenemos un compromiso y responsabilidades sociales que no podemos ignorar. ¿Cómo hemos de actuar?, ¿Qué debemos hacer?
Saludos
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De la editorial:
Reflexión dominical del Párroco 26 de Enero de 2012

Mensaje que el Papa envió al director de la FAO en el marco de la Jornada Mundial de la Alimentación 2011                                                                                                                                





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